Buscando al Señor...

Hace unos días encontré este post, que a continuación compartiré con todos ustedes, la reflexión que nos deja es muy cierta y nos deja ver como la vida que nos toca vivir, siempre tiene un sentido, y Dios sabe porque nos pone tantas pruebas, a veces difíciles pero que al final vale la pena vivirlas.

Es una historia que no es real, es figurada, pero su contenido me conmovió mucho, por el mensaje que me dejó.

Era sobre un muchacho que buscaba por todas partes a Dios. Recibió una invitación para ir a su Reino, donde Él tiene reservada una morada para sus Amigos. El joven quería ir y se enteró de que el Señor estaba en un monte, esperando a los amigos que quisieran seguirlo y llevaba en sus manos un hacha.

Subió al monte y se metió entre la maleza; derrepente escuchó golpes de hacha, siguió avanzando y llegó hasta donde Él estaba trabajando.

¿Qué haces Señor? le dijo el joven y, le contestó : Preparo lo que necesitan mis amigos que desean ir a mi Reino. Yo deseo conocer tu Reino dijo el buen hombre y el Señor respondió : Yo estaré allí esperándote y antes de que el Señor se despida le entregó una cruz de madera que Él había hecho, diciéndole : Es la cruz que tendrás que cargar para seguir mis huellas. Yo me adelantaré a preparar tu lugar.
El hombre vio la cruz y, la verdad que le pareció que no estaba muy bien preparada. Eran 2 troncos, sin arreglar, llenos de nudos, sobresaliendo pedazos por todas partes, era dura y algo pesada. El muchacho pensó que el Señor no se había esmerado al hacerla, sin embargo cogió su cruz.

Ni bien cargó la incomoda cruz, hizo su aparición el diablo. Siempre se hace presente por donde anda Dios.
Le pegó un grito al joven, quien ya estaba en camino al Reino. El diablo le dijo : “te olvidas del hacha tonto”! y se la entregó en sus manos. El muchacho dijo: ¿Tengo que llevarme el hacha?, no sé , dijo el diablo, haciéndose el inocente; creo que derrepente la necesitarás y sería una pena que la dejaras .

La propuesta le pareció razonable y, tomando el hacha reanudó su camino. Duro camino, primero por la soledad, sólo seguía las huellas que había dejado el Señor y creía que no sentía la presencia de Dios.
La hierba estaba alta e impedía caminar, se empezó a lastimar, sentía frío y, la cruz que cargaba era pesada y molesta por su falta de terminación; los salientes se enganchaban en todas partes y a veces se le incrustaba en la piel, haciéndole más tedioso el camino.

Una noche, se detuvo a descansar y dejó la cruz en el suelo, miró el hacha. El maligno lo seguía a escondidas y susurró a su oído : Arregla tu cruz con el hacha, sácale los muñones y nudos que incomodan tu camino, corta algunas maderas para que hagas un fueguito y te abrigues de noche. El muchacho cayó en la tentación, arregló el madero y durmió con una fogata que le abrigó la noche.

A la mañana siguiente, reanudó su camino y noche a noche su cruz fue “mejorada”, la pulía, cada vez era mas llevadera, siempre tenía fuego por las noches. Casi, casi, se sintió agradecido al diablo por haberle alcanzado el hacha.

La cruz tenía un tamaño razonable y pesaba mucho menos, brillaba a los rayos del sol y, no se enganchaba a nada durante el andar hacia su destino : el Reino.

Cuando llegó a las murallas del Reino, se dio cuenta que la puerta de entrada estaba muy alta, muy arriba en la muralla, a una altura imposible de alcanzar.
Llamó a gritos, anunciando su llegada y desde lo alto se le apareció el Señor invitándolo a pasar.
¡No puedo Señor! le dijo, la puerta está muy alta , no alcanzo.
El Señor le dijo: apoya tu cruz contra la muralla y trepa usándola como escalera, te dejé a propósito los nudos para que te sirvieran y el tamaño está justo para que llegue a la entrada.

El joven se dio cuenta que la cruz recibida HABÍA TENIDO SENTIDO ,y el Señor la había preparado bien. Pero ya era tarde esa pequeña cruz arreglada y pulida no le servía y sólo era un insignificante juguete.

El Señor fue bondadoso y reconoció la voluntad del muchacho de seguirlo y le dio un consejo y otra oportunidad: -Vuelve sobre tus pasos. Seguramente en el camino encontrarás a alguien que ya no de más, y ha quedado aplastado bajo su cruz. Ayúdalo tú a traerla, tu posibilitarás que logre su camino y llegue. También él te ayudará a ti, a que subas y puedas entrar.

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